domingo, 19 de octubre de 2014

Los premios "Príncipe (Princesa) de Asturias", patrimonio de todos los asturianos

Sobre la importancia de los galardones y la inoportunidad de la protesta convocada para boicotear la ceremonia de entrega

Esta semana, como todos los octubres desde hace ya 34 años, Oviedo va a ser la capital mundial de la cultura, del saber y de la concordia con la ceremonia de entrega de los Premios "Príncipe (Princesa) de Asturias" y, con ello, Oviedo, y Asturias, van a continuar enriqueciendo su proyección hacia el mundo con una dimensión que nunca, sin la Fundación Príncipe (Princesa) de Asturias y estos galardones, hubiera estado a su alcance.
A cualquier persona de cualquier ciudad del mundo, sin duda, le extrañaría, le dolería y le movilizaría, para impedirlo, que alguien se atreviera a intentar boicotear una ceremonia como esta que tanto bien supone para su ciudad, para su región y para su país. Y a los ovetenses y asturianos nos debe extrañar, doler y movilizar que, de nuevo, haya quien intente utilizar estos premios para "guerras" que ni deben librarse en este escenario ni pueden comprometer un bien estratégico para Oviedo y para Asturias como el que suponen estos galardones.
Vivimos tiempos convulsos y hay suficientes motivos para alimentar la frustración, la desconfianza y el cabreo de la sociedad, pero también los hay para sustentar la esperanza, la serenidad, el rigor y la responsabilidad como instrumentos para construir la nueva sociedad y las nuevas instituciones que todos queremos. Quienes se empeñan en plantear un nuevo horizonte de utopías que, bajo la apariencia de una falsa catarsis, propugna la destrucción de todo, y lo hacen intentando utilizar la justa rabia de quienes han sufrido y sufren con más crudeza la crisis que vivimos, no están haciendo ni justicia ni una revolución, simplemente están construyendo, desde la rabia y no desde la inteligencia, un abismo que nos devorará a todos y que nos dejará sin futuro a nosotros y a las próximas generaciones, porque desde la venganza nunca se puede edificar el progreso.
Hay mucho que cambiar; y lo tenemos que cambiar. Hay que imponer nuevos códigos de conducta, de moralidad y de eficiencia en las instituciones y en todos los niveles de la sociedad, y los vamos a imponer entre todos, primero, siendo inflexibles con quienes no cumplan esos códigos y, en segundo término, generando alternativas que nos permitan crear nuevas prácticas y un futuro mejor para esta sociedad de la que formamos parte.
En algún momento debemos pasar página; trazar una línea roja que deje a un lado, bajo todo el peso de la ley, a quienes han cometido delitos y han defraudado a la sociedad, y al otro lado, a todos los demás para que nos preocupemos de construir la nueva sociedad que exigen estos nuevos tiempos que vivimos. Vivir el futuro pensando en el pasado es imposible; el futuro sólo se puede vivir aprendiendo, y olvidando, del pasado; sólo se puede construir con ilusión y esperanza, no con resentimiento y afán de venganza.
Hay, sin duda, muchas cosas que cambiar en este país, en esta región y en esta ciudad, pero hay muchas cosas que tenemos que respetar, valorar, preservar, alimentar, utilizar y agradecer y, sin duda, una de ellas, quizás la más importante, es la Fundación y los Premios "Príncipe (Princesa) de Asturias". Lo creo sinceramente: los Premios "Príncipe (Princesa) de Asturias" son una bendición para Asturias y para Oviedo porque son la mejor expresión de creatividad, talento, inteligencia e innovación a la que podemos aspirar.
Estos Premios no pueden ser el instrumento de ninguna protesta, porque ninguna protesta merecen; no pueden ser el escenario de algaradas y revoluciones de andar por casa que consideran la irreverencia como un síntoma de progreso y renovación, cuando es simplemente la palmaria prueba de una absoluta falta de inteligencia, de educación, de veracidad y de visión de futuro; no pueden ser utilizados para buscar notoriedad inmediata con el escándalo porque con ello lo único que se conseguirá será dañar la imagen de Asturias y de Oviedo.
Los Premios "Príncipe (Princesa) de Asturias" nos pertenecen a todos los asturianos y a todos los ovetenses y atacarlos de cualquier forma es atacar a Oviedo y a Asturias; es faltar al respeto a todos los ovetenses y a todos los asturianos, porque estos premios son la masa crítica, y la representación, de una ciudad, y de una región, inteligentes y un patrimonio irrenunciable para construir un nuevo concepto de ciudad y de región.
Y los asturianos y los ovetenses no debemos, no podemos, tolerar que se comprometa la positiva proyección que los Premios y la Fundación dan de Asturias y Oviedo en el mundo entero. Quienes lo hagan deben ser considerados, a todos los efectos, enemigos de esta tierra. Pero hay que tener muy presente que este no es un problema policial: las Fuerzas de Seguridad del Estado harán lo que tienen que hacer, pero este problema compete enteramente a la sociedad civil asturiana y ovetense que debe dar y ganar, que debemos dar y ganar, esta batalla en defensa de los intereses, los valores y la convicción de este pueblo en un futuro mejor.
En Asturias tenemos que empezar a cambiar el clima político, dejando de pelear por lo inmediato, dejando de tirar piedras contra nuestro propio tejado, para unirnos para definir, planificar y ejecutar un diseño estratégico de región; un diseño común en materia de comunicaciones, de turismo, de cultura, de congresos y hasta de actividad industrial para introducir en nuestra realidad la industria de la creatividad y de la búsqueda del talento; un diseño que se libere de las ataduras del sectarismo que imponen las visiones partidistas, o los afanes de revancha, y que lo supedite todo al interés general de los asturianos.
En Asturias no hay políticas regionales, como tampoco hay un sentimiento de región generalmente asumido y militante que sobreviva a la fácil prueba de disfrutar juntos de una botella de sidra y de los símbolos que tanto nos emocionan. Tenemos políticas locales excluyentes pero debemos impedir que se sometan a las turbulencias de nuestros desencuentros realidades tan espléndidas y tan necesarias para nuestro futuro como la de los Premios "Príncipe (Princesa) de Asturias".
En Asturias los políticos tenemos que ser capaces de aplicar estrictamente los fundamentos de la nueva forma de hacer política que exige la sociedad (austeridad, transparencia, ética, participación ciudadana?) pero, además, tenemos que asumir la responsabilidad de plantear nuevos proyectos de futuro para esta tierra. Y yo tengo muy claro el camino a seguir: el futuro está en la creatividad, en la innovación y en la capacidad de generar y atraer talento. La industria de la cultura y el conocimiento es la mejor industria a la que pueden aspirar Asturias y Oviedo. Y en esa dirección nos queda un gran camino que recorrer, pero tenemos ya mucho andado gracias a la Fundación "Príncipe (Princesa) de Asturias" y a los Premios "Príncipe (Princesa) de Asturias".
Tener en cuenta que, por ejemplo, en 2013 Oviedo y Asturias, gracias a los Premios, tuvieron 3.937 referencias en medios de comunicación nacionales o que cada euro de subvención que recibe la Fundación contribuye a generar 6,8 de PIB en España y 5,2 en el Principado, sin duda, nos ayuda a comprender su gran importancia para la economía y la imagen de Oviedo y de Asturias. Pero el valor de los Premios es aún mayor porque constituyen un elemento integrador para dinamizar el sentimiento de región que nos falta y son, sobre todo, un escenario inmejorable e insustituible para generar la Asturias de la creatividad, la innovación, el conocimiento, la concordia y el talento que hará la auténtica revolución, desde la inteligencia y no desde el resentimiento, que esta sociedad nuestra necesita.
Quien ataque a los Premios, ataca a Oviedo y a Asturias. Así de claro y contundente. Y así, estoy seguro, lo haremos constar todos los asturianos y ovetenses que, pese a todo, no hemos perdido la esperanza de construir un futuro mejor para esta tierra. Porque ha llegado el momento de que la sociedad civil tome el protagonismo y asuma la responsabilidad y la visión de futuro de dejar de mirar hacia todo lo malo que está en nuestro pasado inmediato (y que todos estamos de acuerdo en condenar: quien lo ha hecho que lo pague) para ocuparse y preocuparse en construir un futuro mejor. Y, sin duda, estos Premios y esta Fundación son parte fundamental de ese futuro: son la apuesta por la creatividad, la innovación y el talento que serán la mejor industria de la Asturias del siglo XXI.


Agustín Iglesias Caunedo
Alcalde de Oviedo y Presidente del Partido Popular de Oviedo

lunes, 13 de octubre de 2014

Oviedo fue cultura

Una de las cosas que siempre se le achacaban a Oviedo era la poca oferta cultural que tenía la ciudad. O de tenerla, sólo iba enfocada a las personas mayores o era una oferta poco atractiva para los jóvenes.
Si en algo ha cambiado la ciudad en estos tres últimos años ha sido en la oferta cultural. Y no me voy a extender en toda ella, voy a hacer referencia a la Noche Blanca.
La Noche Blanca es una iniciativa cultural creada en París y que organizan grandes ciudades europeas, como la propia París, Bruselas, Roma o Riga, entre otras. Por lo tanto, es un gran mérito del alcalde Caunedo haber traído a Oviedo esta iniciativa.
Durante un día disfrutamos de todo tipo de ofertas culturales de forma gratuita. Y no sólo es bueno para los que la disfrutamos, sino para muchos otros sectores. Leía en este periódico que los hosteleros de la ciudad hicieron buenas cajas, por lo que, además de disfrutar de una gran oferta cultural, la ciudad recoge frutos.



Muchos amigos y conocidos de fuera de Oviedo y de Asturias me comentaban el gran interés que tenían en venir a conocer la Noche Blanca, y aunque el tiempo no acompañó, la gente no quiso perdérsela. Más de 25.000 personas se acercaron a las diversas actividades que recorrían la ciudad.
Durante unas horas la gente disfrutó de música y el arte de Yamaguchi en la Fábrica de Armas; en la plaza de la Catedral yo mismo formé parte de un baile donde se sumaron miles de personas; el teatro Campoamor se llenó de color; el Museo de Bellas Artes albergó un espectáculo de jazz; un concierto en Trascorrales, y mil y una actividades más.
Pero por si fuera poco, la Noche Blanca ya se inició desde primera hora de la tarde, para que de ella fueran también partícipes los más pequeños. Con talleres donde dibujaban, hacían amigos, se divertían y expresaban con color sus ideas, tanto en el Reconquista, con Marcos Tamargo, como en el Calatrava.
Y lo mejor de todo es que se repartió por toda la ciudad, con lo que, al igual que con San Mateo, se logra hacer una actividad para todos los ovetenses.

Alberto Rodríguez Alonso
Vicesecretario de Acción Política y Territorial de NNGG Oviedo